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jueves, 20 de septiembre de 2012

Preparando Botamarges: 27 Km de una atacada

Pensado... y hecho. Ayer cumplí con uno de mis objetivos, se trataba de completar un primer recorrido de entre 25 a 30 Km. Se acerca Botamarges y las piernas deben de estar preparadas y engrasadas para poder terminar la carrera sin sufrir demasiado.

Sólo pude ir acompañado de mis agujetas en las piernas, ya que ni Esteban (baja debido a compromisos familiares) ni César (baja por lesión) pudieron acompañarme. Agujetas producidas dos días antes haciendo una serie de ejercicios en el gimnasio para fortalecer glúteos y biceps femorales.

Salí de casa a las 8:00 en punto, la temperatura matutina era bastante agradable. En los primeros trotes acusaba los pinchazos, pero poco a poco y a medida que el músculo se iba calentado se hizo más llevadero. Después de un par de kilómetros de asfalto y caminos de tierra que pasaban entre chalets y casas de campo, tomé el sendero que sube hasta Collado Roque y desde aquí hasta el GR-7 en dirección a Petrer, hasta alcanzar el camino forestal que crestea hasta llegar a la cumbre del Despeñador.



Grata sorpresa en dicha cumbre, mucha gente joven almorzando y divisando el paisaje, entre ellos un compi del Club de Atletisme de Castalla, Eliseo Herrera. Después de hacernos unas fotos e inmortalizar el momento, me despedí y continué. Bajé el Despeñador por la parte más abrupta, cruzando la carreretera y tomando la pista que conduce a la cuerda del Maigmó, subiendo por el pozo de nieve que queda a la derecha de este camino. Esta sería posiblemente la última de las subidas duras. 



Descendí hasta alcanzar la senda, que entre pinos, se abre paso hasta alcanzar de nuevo la pista forestal que conduce al Alt de Guissop, y mas adelante el Maigmó. En este pundo comencé a dar la vuelta, llegando de nuevo a la carretera, pero esta vez pasando por los caminos y sendas que quedan mas abajo.



Tomé la carretera que baja desde Xorret de Catí hasta dejar atrás la cumbre del despeñador, un poco más abajo, se abre camino la ruta que baja hasta Castalla, esta vez por pistas forestales hasta alcanzar de nuevo las primeras casas y chalets que indican el fin del trayecto.

En cuanto a sensaciones, el último tramo me encontré muy cansado, supongo que fué debido a las agujetas en las piernas y al hecho de que hace tiempo que no hago rutas tan largas. En cuanto a alimentación, tengo que decir que las bolsitas de compota de fruta del mercadona me sentaron de miedo. También usé un Gel Isostar y alguna tableta de sales.


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