Hoy no voy a dedicarle una entrada a una de mis pasiones. Quería aprovechar para expresar algunos hechos y sentimientos. Se que son bastante negativos, así que sí lleváis un día de parte del ying, no seguir leyendo, porque estas letra son de la parte oscura del círculo, del yang.
Hace 4 días, aconteció algo, que no se sí por mi forma de ser y/o por la crudeza del asunto, creo que me dejara marcado para el resto de mis días... sin más dilaciones, os cuento.
Volvía a casa después del trabajo, eran eso de las 6 de la tarde y había quedado para a casa de mis suegros, a recoger a Pau, como tantas otras veces.
Llegaba a Alicante, media hora después, y tomando la calle que hay antes de mi destino, dos motos de la policía local me adelantaron y se cruzaron delante de mi, para girar por la siguiente calle a la derecha, lo mismo que iba hacer yo. Así que tuve que frenar para no atropellarlos. Que raro pensé, la comisaría está a 50 metros, para que hacen eso?, me pregunté.
De pronto y a 100 metros en línea recta, podía ver un espectáculo de luces azules..., cuando llegué a la altura de estas, un policía me cortó el paso y me desvío..., estaban acordonando la zona. Aparqué y bajé del coche, la casa de mis suegros no está a más de 50 metros de allí, mientras, el SAMU llegaba y los médicos bajaban de la ambulancia y se diluian con su equipo de mano entre la gente, el miedo me invadió.
Llegué hasta donde estaba la gente y sólo quería ver que había pasado, egoístamente y de forma instintiva, quería estar seguro de que no le había pasado nada a ninguno de los míos.
Conforme me acercaba, veía a gente con lágrimas en los ojos y podía oír el llanto de otras personas, un poco más allá, la ambulancia, los médicos empleandose a fondo, presagiaban lo peor. Puse un pie en la acera, y levante la cabeza todo lo que pude; se trataba de un chaval bastante joven, yo le eché 14 o 15 años, aunque más tarde me enteré que tenía algunos más. El espectáculo era dantesco, se había quitado la vida saltando por la ventana del comedor de su casa, no se quién se había roto mas, sí su cuerpo con el impacto de la caída, o el corazón de su madre, que delante de mi e impotente porque no le dejaban cruzar el cordón policial, gritaba entre llantos... "no he podido hacer nada, no me dio tiempo a cogerlo!!." Aparté la vista y me marché del lugar, oía susurros de la gente a mi paso, yo continué hacia casa de los abuelos, supongo que todavía no me había dado cuenta de lo ocurrido, mi cerebro seguía procesado información de lo acontecido.
De repente una sensación de alivio y tranquilidad, por saber que no les había ocurrido nada a nadie de mi entorno me invadió y seguidamente, comenzaron a venir a mi mente preguntas sin respuestas y cada vez que cerraba los ojos veía la foto en b/n del rostro de aquel niño.
Los que tenemos suerte, todos los días vamos a trabajar, tenemos una rutina diaria, no nos damos cuenta, el tiempo pasa y las hojas del calendario se van arrancando, nos hacemos mayores, tenemos nuestros círculos de amistades, tenemos protección... de golpe y porrazo, un mal día... y nos encontramos con esto. Para mí ha supuesto un punto y aparte en algunos aspectos de mí vida, supongo que volveré a reescribir ese guión.
Algunas preguntas y reflexiones que me hago..., de verdad merece la pena poner tanta ímpetu y dedicación en unas determinadas cosas, cuando con un chasquido de dedos se puede ir todo al garete?. De verdad vivimos la vida que queremos vivir o es el resultado de una serie de condiciones y reglas impuestas/autoimpuestas?. Los valores que transmitimos, son realmente nuestros valores?, supongo que será normal que alguien se cuestione muchas cosas que le son fundamentales después de haber presenciado una tragedia de esta envergadura. Supongo que cuando somos actores principales en estos dramas tan trágicos, los sentimientos y la sensibilidad alcanzan su mayor intensidad, pero además sí se trata del suicidio de un hijo, supongo que siempre retumbara la eterna pregunta en nuestra cabeza... no pude hacer nada para evitarlo?, en realidad quemé todos mis cartuchos para que mí hijo no llegara al borde del precipicio?.
Como dice un buen amigo mío, la vida es la única enfermedad con un 100% de mortalidad. Renunció a vivir con tan sólo 21 años, No te conocía, ni ya jamás te conoceré, pero ojalá hayas encontrado esa paz que tanto ansiabas.
Es una pena que pasen estas cosas y que muchos de nosotros tengamos que presenciar tantas fatalidades. Como tu dices, seguro habrá encontrado la paz que tanto ansiaba. Un beso chiqui.
ResponderEliminarPaz para él miseria para los que se quedan. Es antinatural a la vez que real. No hay palabras para expresar estos hechos. Hemos de aprender de cada episodio que nos da la vida... Quizás ahí esté el sentido que buscamos.
ResponderEliminarSé feliz Elías, y que yo lo respire.
Mi tia hizo lo mismo, pero ella dejó atrás un marido y tres hijos. Mi padre nunca lo hizo, pero siempre vivimos con el miedo de que lo hiciera. Quiero pensar que tanto ellos como ese chico de 21 años han conseguido por fin la paz y tranquilidad que necesitaban. Un beso a los cuatro desde Almería. María.
ResponderEliminarElías, al final creo que se trata de vivir cada minuto como si fuese el ultimo, de intentar ser feliz, parar e intentar hacer felices a los demás, día a día, granito a granito se crearon las montañas mas altas.
ResponderEliminarEs la único formula que se me ocurre.
Un abrazo grande amigo mío.
Que guau haber volvió a cruzar nuestros caminos, me alegro mucho, de verdad.
Realmente Elias es impresionante vivir una escena como la que describes, no hará mas de un mes me ocurrió algo parecido, un hombre que no se la edad se lanzo desde el mirador del centro comercial Arenas de BCN, el despliegue de fuerzas publicas fue impresionante, pero te queda una sensación de vació dentro del pecho de pensar que puede conducir a una persona a hacer veste acto justo delante de un centro de opulencia comercial de consumo....!Desesperación.!
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