Llegó el momento de ir afrontando lo que nos viene encima, nada menos qué 107 km, con un desnivel de 10.000 (Javalambre). Así qué para ir acostumbrando al cuerpo a ésta juerga, ayer decidimos Alvaro y un servidor, dar dos vueltas a un track de 21.5 km. La jornada fue una nocturna empezando a las 20:00 horas y terminando a las 3:30 AM, unos 1600 metros de desnivel positivo y 42.5 km en total.
El recorrido partía de la E.S. de Xirau, a las faldas del Maigmo. Cogimos una de las pistas de asfalto que hay detrás de la gasolinera y continuamos un par de km hasta coger la pista de tierra, coronado un pequeño monte. Tomamos el camino que lleva al Pantano y comenzamos a descender.
Al poco tiempo llegamos a una bifurcacion de tres caminos. Tomamos el central qué nos llevó por una senda hasta alcanzar los lindes de unos bancales dispuestos en terrazas, el track discurria por el tramo de asfalto del linde contrario, así qué tuvimos qué cruzar dichos bancales. Continuamos bajando por la pista de asfalto hasta encontrar qué el camino doblada hacia la izquierda y subía zigzagueando por la ladera de una montaña hasta coronarla, así hicimos y de ésta forma ya podíamos ver la pequeña presa del pantano.
Cruzamos ésta y al poco estábamos en la base de la escalera esculpida en la misma roca qué baja por la presa. Un mal pie y nos vemos abajo..., después de bajar 1000 escalones de piedra, llegamos a la base de la presa, el olor a cieno era inmundo y el chorro de agua qué salía a presión para estrellarse contra las rocas de la pared contraria ensordecedor.
Después de dejar ésta paraje, atravesamos campos de siembra, durante algunos kms., a través de caminos de tierra, hasta encontrarnos otra vez con otra pista de asfalto qué parecía qué no condujese a ningún sitio, durante el par de kms. qué la seguimos no nos cruzamos con nadie.
Después de dejar la carretera, nos adentramos de nuevo, sendeando y ascendiendo por un barranco, al llegar a la cima, pudimos ver la cola o parte opuesta del pantano. Continuamos y volvimos a coger otra vez la pista de asfalto. Al poco llegábamos a una casa, flanqueada por un perro enorme de color blanco, este se embalo hacia nosotros, y Alvaro sin pensarselo dos veces se tiró a por él, dio dos golpes en él suelo con sus palos de trekking, y ahí se acabo él perro.
Continuamos algún km. más hasta llegar al río verde, por el que el agua discurria. La continuamos un poco, hasta dejarlo cogiendo una senda que partía del lado izquierdo. Al cabo de 5 o 6 km estábamos de nuevo en los coches. Eran las 23:30 y teníamos mucha hambre.
Nos avituallamos y comenzamos la segunda vuelta. Creo que es más el esfuerzo psíquico que hay que hacer, el hecho de pensar todo lo que te queda por recorrer en cada paso, que el físico. Pero allí estábamos los dos, para apoyarnos el uno al otro como un equipo.
Ésta segunda vuelta, no sabemos como, la hicimos recortandole al crono, 15 o 20 minutos con respecto a la vuelta anterior. Llegamos a las coches a eso de las 3:15 am, cargados de buenas sensaciones, cansados pero no exahustos. Tomamos una cerveza para celebrarlo y a casa a dormir.
La noche se portó bien con nosotros, hubo luna llena, por lo que gastamos poco los frontales y la temperatura la idónea para ir de corto, ni frío ni calor. Una curiosidad es que cuando atravasemos la segunda vez el río verde, las aguas habían crecido bastante con respecto a la vuelta anterior, supuse que sería la acción del calor y por consiguiente evaporación del agua durante el día, pero no estoy muy seguro.
Al resto del equipo, os echamos de menos.
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