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martes, 14 de febrero de 2012

Se ve una luz al final del túnel

Han pasado ya 15 días desde aquel fatídico domingo, donde dejé parte de mis ilusiones y de mis buenas sensaciones y porque no de mi buen estado físico, bajando el barranco de Rabosa en dirección a Rasos de Catí.

Un primer diagnóstico, auguraba lo que me temía, esguince de grado 2-3. Posteriormente el traumatólo aseguraba que se trataba de un esguince de grado 2 (rotura parcial de ligamentos), menos mal porque el grado 3 (rotura total de los ligamentos) hubiese sido desastroso para acometer los objetivos que tenía en mente (Perimetral de Benissa y los 115 del peñagolosa en Castellón).

Esguince de grado I
Esguince de grado II













Tanto el traumatólogo como el primer médico que me vió en urgencias, acertaron en el pronóstico, una semana con el pié en alto, vendaje funcional compresivo, hielo y antiinflamatorios + 3 semanas de inactividad. Un mes en total, es mucho tiempo sin liberar endorfinas.

La primera semana, me lo tomé con calma, podía trabajar desde casa, incluse compré unas muletas por internet, para no apoyar el pié e intentar hacer caso a todo lo que los médicos me habían dicho. El viernes desde esa misma semana, fué cuando le hice la visita al traumatólogo, éste a parte de diagnosticar el grado del esguince, como tratamiento, me mandó 15 sesiones de fisio, además de una tobillera ortopédica. Nada más salir de la consulta fuí a ver a mi amigo Fernando de physys en Elda.

En la primera sesión y después de 5 días del accidente,  Fernando retiró la venda compresiva y aplicó corrientes y unos masajes en el pié que me hizo ver las estrellas. Salí de allí y las muletas ya parecían un estorbo.

El lunes siguiente, volví a visitarlo, otra sesión más, masaje y comencé los ejercicios de propiocepción (que tan bien me había aconsejado Miguel Flor). Que son los ejercicios de propiocepción?, buena pregunta, os dejo una definición sacada de la página de runners:

¿A qué llamamos “propiocepción”?
Podríamos decir que es la comunicación que se transfiere a través del Sistema Nervioso Central (que está dentro del cráneo pero también a lo largo de toda nuestra columna como “médula espinal”) dando instrucciones al músculo de cómo contraerse, al ligamento de cómo hacer un buen sostén entre huesos y a toda la cápsula articular para resistir cualquier tracción, torsión, vibración o golpe. De este modo nuestro movimiento es más coherente y eficaz. Si no es así todo este entramado nervioso nos va a avisar de que algo no anda bien cuando corremos o hacemos cualquier movimiento. Y el aviso suele ser en forma de dolor, con una respuesta por parte de los mecanorreceptores “nociceptivos” que son los que transmiten esta “sensación desagradable”.

Objetivos de los ejercicios propioceptivos

Entrenar las situaciones que puedan conducir a mayor solicitación ligamentosa o muscular para que, cuando nos sucedan en carrera o en cualquier otro ejercicio físico, elaboremos una respuesta adecuada sin ningún movimiento exagerado que pueda dañarnos más que la propia torsión, golpe o vibración. Un ejemplo sería el siguiente: Vamos corriendo y metemos tímidamente el pie en un hoyo. Hay un “mal paso” que puede repercutir lateral o frontalmente en el tobillo. Si nuestros ligamentos están fuertes no habrán sido sorprendidos fatalmente y el cuerpo (a través de la información propioceptiva de los captores que tiene en el tobillo) responde adecuadamente equilibrando todo nuestro peso y posicionándonos para no lastimar la articulación. Nosotros no nos enteramos a penas, pero se ha llevado a cabo una respuesta nerviosa rápida y correcta. 

Los ejercicos que practico y estoy practicando a día de hoy son estos:

- Dibujar imaginariamente con el pié sano las letras del abecedario en el aire, mientras sostengo todo el peso del cuerpo con el pié accidentado.

- Usar un juego de tablas, con algún elemento en su base, para provocar desequilibrio en este, otra vez con el pie accidentado se trata de contrarestar dicho desequilibrio y mantener el cuerpo equilibrado todo el tiempo posible.


El martes 7, fuí al gimnasio, ya no podía estar más tiempo sin hacer nada, hice una sesión de 15 minutos en la elíptica, siempre con tobillera y sin problemas. Veía en frente de mí la cinta..., dudé... pero lo hice, subí a ella y estuve trotando durante 5 minutos, comencé a sentir alguna molestia y paré, volví de nuevo a la elíptica otros 15 minutos y después otros 5 minutos a la cinta, volví a parar cuando volví a sentir molestias. Abdominales, algunos ejercicios de pesas y a casa.

El miércoles 8, volví otra vez al gimnasio, con la idea de aumentar el tiempo en la cinta, esta vez conseguía 15 minutos en la elíptica y 10 minutos en la cinta.

El jueves 9, otra sesión de fisio, masaje en el tobillo y ejercicios de propiocepción.

El sábado 11, asfalto, una hora con la tobillera, buenas sensaciones, 10 Km. y tan solo una ligera molestia los 10 últimos minutos en el empiene del pié, todo apunta al producto del rozamiento y compresión de la tobillera.

Domingo 12, gimnasio, esta vez paso de la elíptica, voy directamente a la cinta, 55 minutos, metiendo inclinación en la cinta y quitando, simulando desniveles y todo funciona correctamente.

Lunes 13, visita al fisio, lo mismo que los otros días. Le digo que ya estoy corriendo y sin problemas, me ha comentado que en asfalto y en la cinta empiece a quitarme la tobillera, que ya no me hace falta. Esa misma noche pruebo lo que me ha dicho, junto a Estéban, en la cinta del gimnasio nos metemos 30 minutos a una velocidad de entre 11 y 12 Km. todo está bien y bajo con buenas sensaciones.

Una vocecita en voz baja me dice que la perimetral de Benissa está a mi alcance, falta todavía casi un mes, ¿Puedo llegar?.

Y por último y como no, agradecimientos varios:

- Ruth, gracias por aguantarme y cuidarme, sé que no es fácil, un corredor sin correr es como un pez sin agua, siento las ocasiones en que el malhumor se ha apoderado de mí.

- Ruth, Marc, Pau, Papá y Mamá, siento mucho la sorpresa del día 29 de Enero, se que estabais mirando en la dirección correcta y que los corredores entraban por debajo del arco de meta, yo llegué por detrás cojeando y os quedasteis a cuadros, os prometo que os recompesaré. Gracias por estar allí y pasar aquel tremendo frío por mí. Papá gracias por bajarme a Alicante al hospital. Gracias Esther, gracias María Jesús por interesaros por mí.

- Club Atletismo de Castalla: Mila, Luna, Capot, Mugi, Eliseo, Raquel, muchas gracias por darme vuestro apoyo y echarme una mano.

- Club Nativos: ... esto..., que pena que no haya un video, porque sigo teniendo mis dudas de sí alguien me boicoteo las zapas o por el contrario alguien del club vistió a aquel señor con equipación de trail y me lo puso enmedio cuando bajaba..., es broma, gracias a Pedro (Por tomar nota de mi accidente, actuaba como árbitro), a Michel, por asegurarse de que mi pié estuviese curado para los 115 de Castellón, Hortensia por esos consejos tan guachis que me diste por Facebook, por cierto te has pillao ya el pulsómetro?. A David Galiana, por preguntarme tantas veces por mi estado de salud. A Jaime... Jaime te prometo que el acelerador del Elitransporte está a salvo, tan solo habrá que echarle un poco de 3 en 1 de vez en cuando. Gracias a tus consejos, Álvaro, que tienes un máster en esguinces y dislocaciones del pié. A Esteban, que se ha solidarizado conmigo y se ha fastidiado también su tobillo, ya somos dos tullidos.

- Antonio, por llevarme a Elda, a ver al Traumatólogo y después al fisio y pegarse toda la tarde conmigo aguantando al tullido. 

- Pez, gracias por ofrecerte para echarme una mano durante los días de convalecencia. A Jose Luis y a Jose Cánovas por llevarme al médico. A Olivia, una gran amiga a la que no conozco físicamente, pero también estuvo ahí.

- Miguel Flor, gracias por tus consejos, los he seguido al pié de la letra (nunca mejor dicho), me han ido genial.

- A Miguel, María de Almería y toda la gente que en mayor o menor medida han estado conmigo.


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