Buscar este blog

lunes, 27 de febrero de 2012

Nativos y Castelluts en la Sierra de Crevillente

Si algún adjetivo define la jornada de este último Domingo fué la de dureza. Todos coincidimos en que lo que hicimos no fué "moco de pavo", solo fueron 26 Km. pero muy intensos, con casi 2000 metros de desnivel positivo acumulados y un desnivel total de 4000. La mañana fué primaveral al 100%, con una ligera bruma al principio y conforme avanzó el día, el sol se hizo cada vez más intenso, alcanzado los 24 º de temperatura a mediodía.

En la partida de fossos, justo a las espaldas de la Ermita de San Pascual, dejábamos los tres vehículos, cargábamos las mochilas y nos hacíamos al monte, 4 nativos (Hortensia, Álvaro, Esteban, Servidor) y 2 miembros del club de atletismos de Castalla (Eliseo y servidor) .


En los 4.5 km iniciales, ascendimos 800 metros de desnivel positivo, hasta alcanzar el pico de la forca a 780 metros de altura, tramo muy técnico. Desde aquí y cresteando llegamos hasta un puesto de antenas de telefonía, pico de La Vella (835 metros) las vistas como siempre y desde estas alturas, espectaculares, podíamos divisar los dos hondones, la sierra de orihuela al fondo, incluso las salinas de santa pola reflejaban los tímidos rayos de sol que comenzaba a despertar.

Vértice geodésico de La Vella (835) de la sierra de crevillente

Seguimos cresteando, acumulando desnivel, hasta llegar al pico de San Cayetano, allí nos encontramos con un invitado de honor en nuestra particular gesta, cruce de Can, de vete a saber tú cual era su padre y madre, con correa roída, con más hambre que el "perro un ciego", de hecho casi se come la mano de Eliseo cuando intentó darle un pedazo de gominola. Nos acompañó un rato, hasta encontrar un grupo de excursionistas bastante numeroso, que se encontraban descansando, no hizo falta hacer mucho para que este se quedara con aquella gente.


Comenzamos a bajar por la parte oeste del Pico de San Cayetano, justo en frente de Hondón de los Frailes, dandóle la vuelta a esta cima, al poco tiempo y después de dejar atrás a unos ciclistas, volvimos otra vez a ascender, unos 110 metros, para dejarnos caer por la vertiente este, otra vez terreno bastante técnico, alternándose pedreras con terreno muy duro y lleno de gravilla, apto para patinadores. Al poco, tomamos una senda, un poco mejor, aunque la bajada seguía siendo bastante pronunciada y de vez en cuando las raices de los pinos la atravesaban, siendo bastante común dar el típico tropezón, de hecho yo casi aterrizo, aunque el pobre Álvaro corrió menos suerte que yo, y en vez de un casi, fué una buena caída que le hizo hincar la rodilla, aunque al parecer se pudo recomponer rapidamente.


Cuando todos creíamos que los ascensos los habíamos dejado atrás, uno nuevo, esta vez, desde las ruinas de la Ermita de San Cayetano, otros 110 metros de subida abrupta, utilizando las cuatro patitas. Coronamos el punto más alto y otra vez nos dejamos caer, alternando senda, camino y pista de asfalto. Una vez llegamos a la parte más baja, encontramos una encrucijada de caminos, Álvaro estaba resentido por su caída y por un momento dudó en continuar, en este punto y después de 4 horas, en mi reloj no salían las cuentas, todavían nos faltaban 800 metros de desnivel que completar y unos 7 Km. esto no había terminado aún. Al fondo y a la izquierda veíamos el pico del Campanà, 320 metros de altura más, por encima de nosotros. De broma alguno decía que nos tocaría subir por aquellas pedreras bastante abruptas, aunque en mi interior algo me decía que no iba mal encaminado.

Barranco antes del ascenso al Pic del Campanà
Y justo..., cuando decidimos continuar con el track, vimos como éste, poco a poco nos conducía hacia dicho pico, no hay dolor, vamos a subirlo. A mitad de subida y en forma de aviso, mi cuerpo dijo basta, tuve que hacer un alto, me quedé detrás de todos ellos y después de descansar un poco intenté continuar la marcha, cada paso me dolía, en este último tramo tiré de cabeza e intenté superar mi propio umbral de dolor. No sé lo que pasó, fué de repente, iba bien hidratado, tanto agua como sales, posíblemete fué producto de la falta de glucosa (sólo un gel) y del largo periodo de tiempo sin hacer una gran tirada como ésta. Volvimos a descender y ahora sí que notaba que la última subida me había hecho mella. Con calambres en los abductores, tuve que hacer un alto y sentarme en el suelo, la sensación era superdesagradable.

Desde el Barranc de Amorós a la rambla de Castelar, último tramo antes de llegar al coche, me las ví y me las deseé, juntitos y de la mano, íbamos yo y "el tio del mazo".

Gracias chicos, como dice Álvaro, me lo he pasado teta. El tobillo no falló, está todo en su sitio. Ahora a recuperar y a volver de nuevo a las andadas. Eliseo, un diez, para no estar acostumbrado, lo hiciste mejor que algunos que yo me sé, si llegas a completar el recorrido con sólo medio litro de agua es para hacerte un monumento. Estéban estás muy bien, como llegues así a la UTMB, le vas a dar una patada en el traseo al Kilian, jajaja. Hortensia y Álvaro, pareceis el dueto de la muelte :-), con ese ritmo constante durante tantos kilómetros os cargais al que se os ponga por delante



Aquí enterramos al tío del mazo

Me he dado cuenta, que para la Perimetral de Benissa, ahora mismo, mi problema no es el tobillo...





3 comentarios:

  1. La Serra de Crevillent es gran, molt gran. I a una pedrà. Tornarem ¿no?... Pase la crónica al club

    ResponderEliminar
  2. Hi ha que tornar!!! Que tinc ganes de conèixer al gran escolano amb les seues famoses rutes camp a través

    Eliseo

    ResponderEliminar