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sábado, 30 de agosto de 2014

Cavalls del Vent


"La fuerza no viene de la capacidad corporal, sino de la voluntad del alma.Gandhi.

Todo empezó hace algunos años, cuando Michel me hizo saber la existencia de esta prueba y con él estuve apunto de hacerla, al final no pude ser y tuvo que embarcarse sólo.

Después de Transvulcania iba a ser mi próximo gran reto, inscribirme en la ultrapireneu, aunque un sondeo de mis conocidos me hizo caer en la cuenta que si quería hacerla me tocaría ir sólo. Pienso que en estos tipos de pruebas es mejor ir siempre acompañado, aunque después cada cual haga su carrera. Así que en vista de que nadie iba a poder a acompañarme a la ultrapirineu, decidí, embaucarme en Cavalls del Vent, la carrera original. Recorrido de 75 km y 5.500 metros de desnivel positivo que discurre en las mismísimas entrañas del parque natural de Cadí-Moixeró.

Para ello tuve que convencer a algunos amigos, tratándose de este tipo de eventos y lo que a ellos les gusta, me costó poco. Me acompañarían, Rafa, Luis, Jose, César, y de Almería Jose y Paco, éste último fué convencido a su vez por Jose. César, montañero y escalador de afición, era el novato del grupo en cuanto a ultras se refería, pero se defendió como el mejor.

Decidimos alquilar un vehículo, un furgón para desplazarnos hasta la localidad de Saldes, en Barcelona. Salíamos a las 9:30 de la mañana desde Castalla y antes de las 18:00 de la tarde, llegábamos al aparcamiento que hay cerca del refugio de Lluis Estasen, en dicho refugio pernoctaríamos la noche después de la prueba. Tuvimos que permanecer en el vehículo hasta pasadas las 19:00 horas, la lluvia impedía ir en busca del refugio. Pero como bien dijo Alex de Pego, una máquina con temas meteorológicos, esta pararía en breve y no haría falta preocuparnos más del cielo. Decidimos usar bolsas de basura para cubrir las mochilas y sacamos los impermeables, de esta forma pudimos llegar hasta el refugio.

Mientras cenábamos, la lluvia poco a poco cesaba e incluso entre las nubes, podíamos divisar un cielo estrellado. Después de divagar sobre qué podíamos hacer si el tiempo no acompañaba, decidimos seguir un poco con el plan original. Así que nos cambiamos y a eso de las 22:30 ya estábamos listos para partir. Nos hicimos las fotos de rigor y sellábamos en nuestro forfait el primer refugio (Lluis Estasen).

El recorrido sería en sentido anti-horario, el mismo sentido en el que se hace la carrera. El objetivo, intentar completar el recorrido en menos de 24 horas.

Primera Etapa: Estasen -> Gressolet.


Aunque la lluvia había cesado, la senda por la que debíamos descender hasta el siguiente refugio (Gressolet), estaba totalmente anegada, es más, entre nuestros pies discurría el agua como si de un pequeño arroyo se tratase. Esto, junto con las raíces de los enormes pinos que poblaban el bosque, hacía que el terreno fuese muy peligroso, tanto que di un par de veces con mis huesos en el suelo.

A escasos cientos de metros del refugio, un gran arroyo se interponía en nuestro paso, debíamos cruzarlo, yo iba el primero, la excesiva confianza junto a las prisas hicieron el resto, resbalé y caí dentro de la poza, llegué a asustarme un poco puesto que el agua me llegó prácticamente hasta el cuello. Gracias a que todo dentro de la mochila lo llevaba dentro de bolsas con cierre hermético, pude continuar la marcha sin mayor problema.



Llegamos al refugio y lo primero que hice fue comprobar el estado de todo el material, quitarme la ropa mojada, secarme y ponerme ropa seca.

Subimos 93 metros y bajajos 570

Segunda Etapa: Gressolet - > Sant Jordi



Dejamos atrás el refugio de Gressolet, comenzábamos a sumar desnivel positivo, subiendo por un barranco y adentrándonos en el hayedo del Gressolet, bastante practicable a través de una pista forestal, hasta el cuello de la Bauma (1577 m). Después de varios kilómetros de pista, perdimos las marcas naranjas de la ruta. Gracias a la buena orientación de César y la confirmación del Dakota 20, nos dimos cuenta, que la ruta continuaba por una senda a mano izquierda del camino, por la cual habíamos pasado varias veces y no nos habíamos percatado de ella. De nuevo encontramos las marcas naranjas, íbamos en la buena dirección. Comenzaban a aparecer los inmensos pinares, acebos y pasturas de media-alta montaña.

Pronto coronamos la cumbre y mientras nos reagrupábamos, apagamos los frontales. El espectáculo de un cielo iluminado por las estrellas, sin ningún tipo de contaminación lumínica, era abrumador. Continuamos con nuestra particular gesta, se alternaban caminos y sendas locales, el Coll de la Bena. Pasando por St-Martí del Puig, se baja al punto más bajo de nuestro recorrido, Cal Cerdanyol (910m). Desde aquí, comenzaríamos la última remontada por el torrente dels Empredrats, entre hayas y pinos, que nos llevaría al refugio.

Subimos 1009 metros y bajamos 667.

Tercera Etapa: Sant Jordi -> Rebost

Una pequeña llovizna, daría paso a una tormenta, menos mal no nos cogió de lleno. Relámpagos y truenos hacían presagiar algo nada halagüeño. Sin embargo, dejando atrás el refugio llegamos a una encrucijada de senderos y viramos a la izquierda, bajando de nuevo a través del barranco hasta Cal Escriu (1310 m), alejándonos de la tormenta, al poco había dejado de llover y volveríamos a ver de nuevo el tan ansiado cielo estrellado.

Al poco nos encontramos bordeando el río Greixer, en ningún momento pensaba que nos tocaría cruzarlo, que bonito es este río, como se oye el discurrir del agua... y zas!!, la ruta lo atraviesa. Con las lluvias, el paso por donde debíamos cruzar había crecido y con ella la fuerza del agua. Esta vez y acordándome lo que había pasado unas horas antes, no me la jugué, clavé el primer pié dentro del agua y atravesé el río sin hacer ningún tipo de malabarismo. Más adelante y conforme subíamos por la senda nos tocaría volver a cruzarlo alguna vez más, así que volveríamos a mojarnos los pies.



Cruzaríamos la C-16 y comenzaríamos la remontada por un prado, posteriormente la senda se internaría por un bosque frondoso, donde había que apartar las ramas con las manos para poder abrirse paso, hasta llegar a casa Millares  (1230 m), de la cual parte de nuevo la senda por la izquierda, volviendo de nuevo a bajar.

Al poco, y entre bosques, volveríamos de nuevo a subir, un tramo bastante empinado, primero camino forestal, después senda, comenzaba a amanecer, por fin podíamos apagar los frontales. La senda, a la izquierda, dejaba entrever la grandiosidad del Alt de Berguedá, rodeado del Cadí y el Moixeró, paramos para recrearnos la vista y hacernos unas fotos, habíamos llegado al siguiente refugio.

Subimos 939 metros y bajamos 864

Cuarta Etapa: Rebost -> Niu de l'aliga

Salimos del refugio de Rebost, prácticamente de día, un poco apesadumbrado puesto que a las 7:00 AM el refugio aún permanecía cerrado a cal y canto y no pudimos tomarnos una buena taza de café con leche que nos hubiese levantado el ánimo. 

Ascendimos por un sendero zigzagueante y eterno hasta alcanzar Comafloriu, por el GR150.1 y cruzando un prado donde pudimos contemplar un zorro de la zona, alcanzamos el inicio del barranco que nos llevaría al Niu de l'aliga, punto más alto de la ruta (2513 m). Sin darnos cuenta, dejamos un poco atrás a Rafa, César, Jose y Luis, por delante, Paco, Jose y un servidor. Las altas cumbres y el cielo totalmente despejado nos hacía un regalo a nuestros ojos, hasta una manada de rebecos se cruzaron delante de nuestro camino, la silueta del refugio también aparecía en el horizonte y en lo más alto de la cumbre.

Llegamos al refugio, nos descalzamos y mientras Jose llegaba, Paco y yo pedíamos un buén Café con leche y un bocata de Jamón con tomate. Al final, todos volvimos a reagruparnos allí. 


Subimos 880 metros

Quinta Etapa: Niu de l'aliga -> Serrat de les Esposes

Paco y Jose, los dos compañeros de Almería, decidieron continuar. Yo decidí quedarme con los de Onil (Luis, Rafa, Jose y César). El siguiente tramo sería bastante duro. Terreno un tanto técnico, había que afrontar algunos canchales de pasos áereos y roca escarpada, así que decidimos tomarlo con calma, un mal traspié, y podías acabar despeñandote. El Coll de Jou, un antiguo paso de contrabandistas y maquis, daría comienzo a la última rampa de subida a Penyes Altes. Terminamos de bajar por Collet de Roset y llegamos a un prado, el prat de Moixeró, caballos y vacas, muchas vacas delante de nosotros. Cruzamos el prado y al poco bajábamos por un torrente, empinado y embarrizado, las caídas aquí eran casi seguras, así que optamos ir pisando la hierba que seguir la senda.





Llegabamos a una pista, el Grau de l'Os, algunos kilómetros después, cambiaríamos la pista por una senda empinada que nos llevaría al refugio.



Subimos 360 metros y bajamos 1455

Sexta Etapa: Serrat de las Esposes -> Cortals



Cargamos los depósitos de agua y sin perder mucho tiempo partimos hacia el siguiente refugio. Ascendimos por una pista, pronto, un pequeño sendero se abriría a la izquierda y dejaríamos la pista atrás, hablé con mis compañeros, me notaba bien de fuerzas y decidí tirar un poco más. 

Al poco de dejarlos, perdí las marcas naranjas y tuve que volver a la última que había visto (esto es siempre recomendable, antes de aventurarse y perderse todavía más), volví a reagruparme con mis compañeros, saqué el Garmin Dakota, puesto que el de muñeca se había quedado sin batería y encontramos de nuevo el sendero y las marcas que anteriormente habíamos perdido. Me volví a separar de ellos y en ese mismo momento vi como por detrás, a la altura de mis "compis", alguien pasaba trotando como yo, era Paco, se había perdido y le había pasado algo parecido a mí, pero en vez de unos cientos de metros, era de unos cuantos kilómetros.

A lo largo de este tramo, pude observar que muy cerca de la senda, se sucedían diversas variedades de setas, entre ellas, la que más me llamó la atención fué un ejemplar de Amanita muskaria, como dice un buen amigo mío, la seta de David el Gnomo.


Llegábamos a Cortals, preguntamos al chico del refugio por Jose y nos respondió con otra pregunta... ¿Un chico de Almería?... sí... se comió un bocadillo y continuó con la marcha. Recargamos de nuevo los botes de agua, le pegué un buen trago a un bote de bebida isotónica y continuamos la marcha.

Subimos 196 metros y bajamos 97

Séptima Etapa: Cortals -> Prat D'aguiló

Antes de abandonar el refugio, Paco preguntó al guarda si la senda a la que nos enfrentábamos era igual que la del último tramo... este contestó... bueno... algo más abrupta... tenéis que subir hasta allí, apuntando con su anular a la parte más alta de una cresta, con apariencia rocosa, que se veía en lo más alto... el Pas del Bous (2253 metros). Ni siquiera cruzamos miradas, pero ambos sabíamos perfectamente a qué nos enfrentábamos.

Salimos al trote de allí, Paco un poco por delante de mí, aunque al poco estábamos otra vez juntos, camino forestal hacia el torrente de Vimboca, viramos a la izquierda y a los pocos metros, el track nos desviaría por una senda empinada y angosta, al poco y a lo lejos, en un prado podíamos divisar la silueta de otro corredor, era Jose. 

Conversamos animosamente, Jose nos comentó que también se había perdido y que le había llevado algún tiempo encontrar de nuevo el camino. Ahora continuaríamos los tres un rato, hasta llegar a una zona bastante empinada y alpina, la collada de Vimboca (1848 metros) senda aérea con pasos de roca, Jose se quedaría atrás, precisamente estábamos donde el guarda del último refugio nos dijo que teníamos que subir.

Dejábamos atrás el Moixeró, nos adentrádamos en el Cadí, la bajada, al igual que la última subida, muy empinada y pedregosa, había que ir con cuidado porque era fácil resbalar, los cuadriceps como en otras muchas ocasiones nos servía de freno... ya empezaban a chirriar!!

Continuábamos bajando, el paisaje era espectacular, flanqueábamos el Cadí en dirección NO, senda que discurría por la ladera de la sierra, a medida que bajábamos, la frecuencia con la que pequeños bosques de pinos nos daban sombran eran cada vez mayor. Pronto llegaríamos al Pla de les Creus, Paco se distanció un poco, paré a sacar una barrita y cuando me di cuenta ya no le veía. Continué avanzando y al poco el refugio estaba delante de mí, Paco acababa de llegar y se disponía a llenar los depósitos de agua para volver a partir. Decidí parar a comer algo, no más barritas, me pedí un bocata, mientras daba cuenta de tan suculento majar, Paco se marchó.

Terminé de comer y cuando me disponía a salir del refugio e iniciar la marcha, Jose llegaba al refugio, lo esperé y salimos los dos juntos de allí.

Subimos 828 metros y bajamos 321

Octava y última etapa: Prat D'aguiló -> Lluis Estasen

Había oído antes de salir, que hasta que no coronáramos de nuevo el Cadí, no encontraríamos marcas naranjas de Cavalls del Vent, deberíamos guiarnos por las marcas de PR124 (Camí dels Segadors). Así que eso haríamos, al poco comenzaríamos el ascenso, el último ascenso, al poco Jose quedó detrás, yo quería quitarme cuanto antes esa angosta pendiente y comencé a tirar. Cuando llegué a la cima, a Jose ya no lo veía, así que decidí seguir.



En la cima, un bonito y extenso prado se abría ante mis ojos, la niebla también comenzaba hacer acto de presencia. Crucé el prado y atravesé el Pas dels Gosolan (2430 metros que daba paso a otro prado el cual descendía poco a poco. Otra vez, el paisaje alpino era brutal, la niebla se hacía cada vez más espesa, comenzaba a no verse a más de 10 metros, no pude contemplar el imponente Pedraforca.

Comenzaba a bajar, por una pista que zigzagueaba, en una piedra pintada la marca naranja del track y justo detrás de esa piedra y de forma perpendicular una senda bien marcada. Bajé por ella y cuando llevaba un rato, advertí que no había visto hace rato las marcas, saqué de nuevo el GPS y vi que estaba en track. Era bastante raro, volví hacia atrás, subiendo por la senda, pero el GPS marcaba "fuera de ruta", así que tenía que decidir si seguía las marcas naranjas o el track de mi GPS. 

Decidí lo segundo, así que pronto llegaría de nuevo a otra pista, en la cual volvía a tener marcas de ruta, tanto a la derecha como a la izquierda, por un momento me sentí perdido, no sé que significaba eso, me serené y aplicando la lógica pronto me di cuenta que lo que reflejaba el track de mi GPS era un atajo.
Cogí el camino hacia la derecha, suponiendo que esa era el sentido que hubiese seguido si no me hubiese desviado por la senda anterior. 

Al poco y a pié de camino, encontré unos indicadores, en uno de ellos, podía leerse Saldes, no podía estar equivocado, a las malas llegaría hasta el pueblo, muchos más kilómetros, que en teoría al refugio de Estasen, pero ya no estaba perdido. El GPS me indicaba que estaba en track. La pista era eterna y al poco me di cuenta que era la misma pista donde el día anterior dejamos aparcada la furgoneta. Así que supuse que pronto encontraría el aparcamiento y las escaleras que me llevarían al refugio.

Durante todo este tiempo, me preocupé bastante por mis amigos, Paco delante de mi sin GPS, Jose detrás, sin batería en su reloj y con un 8% de batería en el móvil. Por detrás, César, Rafa, Jose y Luis, sólo siguiendo las marcas oficiales. Saqué el teléfono y los llamé, pero los teléfonos parecían apagados o fuera de cobertura. Pensé en llegar al refugio y lo primero que haría sería volver llamarlos por teléfono, por un momento se me antojó una noche larga esperando noticias de alguno.

Después de correr un buen rato a un buen ritmo, a mi derecha, aparecían numerosas marcas naranjas, apuntaban a una escalera de tierra, raíces y madera practicada sobre la misma montaña. Ascendí por ella, otra vez, el bosque de pino albar, pino negro, abeto y algunas hayas arropaban la senda, a unos cuantos metros, veía la pared trasera del refugio. Había llegado al final de esta gran aventura.

Subimos 470 metros y bajamos 810

Entré en el refugio y sellé el forfait. Cuando estaba cogiendo la ropa para ir a la ducha, alguien por detrás pronunció mi nombre, me di la vuelta y era Paco, ya se había duchado y cambiado. Me alegré de verlo, mis pensamientos sobre la posibilidad de perderse, por lo menos con él, se había desvanecido. Comentamos el tema de la niebla y la facilidad para perderse, además estaba cayendo de nuevo la noche. Volví a llamar a los compañeros que faltaban, otra vez la comunicación fué imposible.

Fuí a ducharme y cuando estábamos cenando, Paco y yo, Jose hacía acto de presencia. También nos comentó su particular odisea con el tema de la niebla. Por último, Rafa, Luis, Jose y César también entraban en el refugio. Siempre se ha dicho que 8 ojos ven más que dos...






3 comentarios:

  1. Gran crónica digna de una gran aventura como ha sido esta. Gracias por darnosla a conocer. Hasta la próxima!

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  2. Aventurón, ya ves... Qué recuerdos. Aunque a juzgar por esa primera foto, empezó el asunto rollo barranquismo. Impresionante tío.

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  3. El día que alguien la haga y me lo diga, allá que voy. Muy buena crónica y muy bien explicado, y sobre todo, me alegro de vuestra experiencia

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