Parábamos el crono en 25 horas y 49 minutos, cruzábamos la meta, una meta que en los últimos kilómetros se nos antojaba eterna, como si alguien o algo hubiese estirado los caminos, los senderos hasta hacerlos interminables, pero allí estábamos, después de 115 km y 7.500 metros de desnivel, cruzando la meta, vencidos por el cansancio y el sueño, David, Hortensia y un servidor.
La salida se dió a las 6:00 A.M, llegamos justos, con el tiempo de sobra para saludarnos, hacernos unas fotos y arrear, perfecto para no dar tiempo a la mente a pensar. Allí, en la salida, eramos un buen número de miembros del club Nativos: Pez, David Galiana, Hortensia, Álvaro, Míchel y un servidor, además de Jose y Ferri que corría la MiM y nos acompañó durante un buen número de kilómetros. No había amanecido aún y la temperatura era la justa y necesaria.
Se dió la salida y comenzamos a trotar, al principio llevamos un buen ritmo, pero había que ser conservador, Pez se encargaba de esto, de recordarnos que había que guardar gasolina y la verdad que lo hizo muy bien. Sus mensajes de ánimo y a la misma vez de prudencia, era un bálsamo para mentes inquietas. Al poco nos despegamos de Míchel y Álvaro, mucho mérito para aquellos que salen de una lesión y/o corren con molestias y se embaucan en semejante aventura.
Empezaron a caer kilómetros, empezamos suavemente a sumar desnivel positivo, las primeras luces del día presagiaban un día totalmente despejado. El camino se hacía ameno, trotando donde podíamos y andando en la más ligera subida y conversando animadamente. La temperatura comenzó a subir, a las 10:30 ya hacía un calor que se me antojaba iba a ser insoportable, me acordaba de aquellos días de verano por tierras del sur, cuando a estas horas apretaba de esa manera, mal asunto. Así fué, a partir de las 11:30 y desde el avituallamiento de Les useres, el aire no se movía y el calor insoportable hacía que los corredores se volviesen. Pez también sufrió los síntomas del calor y se quedó atrás, hizo a mi juicio, lo más sensato, su carrera era otra. Yo me encontraba bien, así que continué. Al poco volvía a incorporarme con David y Hortensia, llegando al avituallamiento de San Miquel de las Torrecelles, me cambié de calcetines, nos avituallamos y continuamos.
Después del mediodía, noté cierto bajón, pensaba que ya no me recuperaría y que poco a poco iría perdiendo ganas de continuar. Los grados comenzaban a descender, el efecto de lo que sería una tormenta comenzaba a hacerse presente. Llegando a Molins, noté como el talón me ardía, aprovechando el avituallamiento, me descalcé y mis sospechas eran ciertas, ampollas en los talones, producidas por las plantillas de mis Gel Trabucco, pude quitar las plantillas y Hortencia me vendó el pié con ayuda de alguien de la organización. Comencé a pensar que mi carrera se acababa y estuve apunto de retirarme, nos quedaba más de la mitad y si aquello iba a más, no lo soportaría. Así que se lo dije a mis compis, chicos este tramo hasta Culla, me sirve de prueba, son solo 10 Km., si lo aguanto continúo, sino me quedo en Culla. Así fué, ellos se adelantaron, yo casi no podía caminar, empecé a calentar el pié, y a los pocos minutos y de forma progresiva noté que dolía un poco pero aquello no iba a más. Así que comencé a trotar, en los dos últimos kilómetros pude de nuevo alcanzarlos. Posiblemente este tramo fué uno de los tramos que más me gustó, supongo que sería una mezcla de alegría por saber que podía continuar, mezclado con el refresco de la fina lluvia que caía y los maravillosos paisajes que se abrían ante nuestros ojos.
Llegamos a Culla, teníamos de todo, aunque la mochila de David había desaparecido por arte de magia, por lo demás un 10 a la organización, comí un plato de macarrones y de postre me dieron un masaje de descarga en los biceps femorales y en los gemelos, vaya que si descargó, salí de allí dispuesto a merendarme los senderos, a engullir kilómetros, la adrenalina se volvía a disparar, animé a mis compañeros de viaje para trotar donde pudiésemos con el único deseo de llegar a meta cuanto antes, no por el tiempo, el tiempo no me importaba, lo que me importaba es que aquellos últimos 40 Km. no se nos hiciesen eternos, el destino era más caprichoso y nos deperaba algo peor, ni mirando la gráfica, ni escuchando a David, que decía que lo que venía era duro, me hizo intuir que los últimos 35 Km. serían un infierno.
En la última etapa, hubo algún kilómetro de más de 20 minutos. Los kilómetros no pasaban, duro, muy duro. A falta de 10 Km, supongo que el efecto de no llevar plantillas en las zapas, hizo que debajo de los pies se formaran un par de buenas ampollas, pero ya no iba a renunciar a cruzar el arco, ya me daba igual aunque hubiese sido descalzo.
Algo anecdótico, en los últimos 100 metros, me senté a esperar que llegase Hortensia, mientras David se quedaba de pié cerca de donde yo estaba, para cruzar juntos la meta, me incliné hacia atrás y me quedé profundamente dormido, fueron sólo 5 minutos pero llegué incluso hasta soñar con mis peques, algo que no se puede describir con palabras, fué espectacular. San Joan de Penyagolosa, 115 Km., cruzamos el arco, nos abrazamos y felicitamos con los ojos húmedos, contentos, exhaustos y llenos de montaña.
Muchísimas gracias a todos los que me acompañaron, a todos aquellos que hicieron que el trayecto no fuese tan duro, a los que nos enviasteis mensajes de aliento y nos empujasteis a continuar (Jaime, Esteban, Juanito, Jesús) y en especial a todos aquellos con los que compartí esta magna aventura: David, Hortensia, Pez, Míchel, Álvaro, Jose y Ferri.
5 minutos de sueño |
Muchísimas gracias a todos los que me acompañaron, a todos aquellos que hicieron que el trayecto no fuese tan duro, a los que nos enviasteis mensajes de aliento y nos empujasteis a continuar (Jaime, Esteban, Juanito, Jesús) y en especial a todos aquellos con los que compartí esta magna aventura: David, Hortensia, Pez, Míchel, Álvaro, Jose y Ferri.
Gracias a ti,y David una y mil veces que fuisteis los guardianes durante 115km de un gran sueño.
ResponderEliminarBuena crónica Elías y sobre todo buena Ultra, estás hecho de pasta buena, como diría Sabina en su himno al atleti, que manera de vivir, que manera de sufrir que manera de soñar...impresionante acabar una carrera de estas características. Enhorabuena a tus compis de viaje sois duros y al final la recompensa llega, vaya si llega. Un 10 para vosotros.
ResponderEliminarbestia
ResponderEliminar¡Qué ganas de volver a compartir camino BESTIARRO!. Enhorabuena a todos... ¿Elitransporte martes?
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